La historia de Villa el Chocón

En 1967 el gobierno nacional crea la empresa Hidroeléctrica Norpatagónica S.A. (HIDRONOR S.A) buscando desarrollar aprovechamientos hidroeléctricos sobre los ríos Limay y Neuquén. 

A fines de 1968, HIDRONOR S.A inicia las obras del Complejo Hidroeléctrico Chocón – Cerros Colorados, momento en que se instalaron los primeros obradores, campamentos y accesos. 

Por sus dimensiones y la potencia instalada para generar energía, El Chocón se convertiría en la pieza fundamental del sistema energético del país, por lo que se le llamó “la obra del siglo''.

La construcción del complejo hidroeléctrico en el desierto patagónico cambió radicalmente la fisonomía del lugar y el  paisaje semiárido de población dispersa dedicada a la cría de ganado ovino y caprino, dio lugar a  una imponente presa, una central, un enorme lago artificial y una forestada villa diseñada especialmente con escuela, hospital, viviendas, piscina y canchas de deportes donde convivían personas de diferentes nacionalidades y distintas provincias de nuestro país. Desde 1968 a 1972, Villa El Chocón superó los 5.000 habitantes. En la actualidad según el último conteo municipal realizado en 2013 son 2.300 habitantes.

En diciembre de 1972 entró en servicio comercial la primera turbina de la Central El Chocón y las obras concluyeron en el año 1977 con la habilitación del sexto generador. 

El 3 de agosto de 1973 por Decreto 3194/ Ley N°769, durante el gobierno de Felipe Sapag,  se constituye un municipio que comienza a funcionar el 31 de octubre de 1975 en un territorio federal donde el actor principal era la empresa Hidronor S.A, que se ocupaba del funcionamiento y servicios de la infraestructura, viviendas y espacios públicos.

En los años 90 comienzan las reformas que culminaron con la transformación estructural del sistema de servicios públicos en la Argentina, que incluyó la privatización de HIDRONOR en 1993, hecho que condujo a la comunidad a buscar otras alternativas de trabajo.

El hallazgo del Giganotosaurus carolinii y la fundación del Museo Paleontológico Ernesto Bachmann, en conjunto con las oportunidades recreativas del Embalse Ezequiel Ramos Mexía marcaron el rumbo de un perfil recreativo para la localidad.